Volando

    A veces me pregunto...¿A donde vas cuando falleces?. Quizás es cierto egoísmo de mi parte, el pretender pensar en ti como una parte de mi mismo, como queriendo que tu estancia y tu presencia las formularas sólo para mí, olvidando intencionalmente que te debes al mundo entero, aun cuando, ese mundo entero no se desviva por ti, como lo hago yo aquí.

   Otras veces me aconsejo...¿Debo dejar pasar tus inquietudes, tus miles de inexactitudes, razones locas que nos hacen padecer? ¿Quien, sino yo, disfruta tanto de tu inconsistencia, de tu afán a ser distinta y ser la misma, de tus collares de perlas que no son mas que cuentas y chaquiras? Si te quitara tus ideas brillantes, tus ideas errantes, tus equivocaciones frecuentes ¿Qué te dejo vida mía?

   Lo que hice un día...¿Cuándo podremos saber lo equivocados que estamos? Al presionarnos por querer encajar tanto las cosas, no te importaba antes si yo aquí estaba o si la vida pasaba, te distraías con frecuencia, me mostrabas tu inocencia, yo recargando mi paciencia, entablamos adoloridas discusiones, acaloradas pretensiones que el mundo exterior deseaba tanto conocer, aunque tu hicieras todo por aparecer, lo que deseaba para mi un día, era sólo desvanecer.

    Ahora que todo cambio...¿Podrás entender lo importante que es saberte cerca? Muerto andaba, porque sin tu esencia todo se ha vuelto vacío. La vida pasa y no es divertido, sin tu presencia, sin tus lunares, con tu vacío. Me dejas una vida a ciegas, sin la luz de tu mirada pero con la fé de encontrarte en el lugar a donde fuiste, desde que con una soga volando saliste, nuestra casa abandonando para nunca mas volver.