Odio caminar en un mundo sin talento, aunque en las entrañas sé que mi único y natural elemento, es odiar.
Han pasado años desde el abandono de mi madre, mis padres siempre fueron un caos que con el paso del tiempo solo dio frutos marchitos, entre ellos, este humilde peregrino aficionado a la locura que se encierra en tu cintura y es rechazado por tu tez.
Palabras huecas, sordas, llanas, las escucho de tu boca al instante, que si vamos para delante, que si retrocedo veinte pasos, que si tu odio es eterno.
Clavas puntas de cuchillos entre mis piernas y mis muslos, no satisfaces tus ansiedades, caes de bruces hacia el piso, abusaste de los nembutales; te has acabado hasta los míos, maldita ingrata la mañana en que otra vez nos vimos.
Tuerces labios, boca y quijada, para recetarme salmos, tus encantadores labios pronunciando verborrea, me vas llamando cosa fea, insultando hasta mi abuela, que si me dejo mi padre, que si ya soy mas cobarde, que si seguimos viviendo juntos, es porque no tengo donde quedarme.
Vagabunda malparida, que te di techo, cobijo y comida, me has llamado hasta atole, carroña eres, de los cuervos mordisqueada, sabiendo que de tí esta mi alma enamorada, abusaste a siniestra conciencia para saciar tus instintos, corriste con vecinos, cuates y hasta con primos, primaveras insaciables de derroches codiciosos, balabas cual cabrera en montes respingados y escabrosos, dando balidos nada sigilosos, en tus tareas y afanes sexuales, recriminaciones a tu persona no aparecían por ninguna sola parte ¿que te has creído sagrada e intocable? Maliciosa e ignorante, que con tu tamaño compacto te creíste convertir en el mismo diablo, cuando ni cuenta te diste, de todo el daño que me hiciste, mientras pisabas mi inocencia, torturabas mi paciencia y aunque apele a tu conciencia, tu conducta jamas tuvo congruencia, pues me quitabas la nobleza, con tus actos de bajeza, fui perdiendo la riqueza, ¿y de los buenos sentimientos? los fui viendo cada vez mas lejos, tan lo lejos como ahora, recordando el tiempo antaño, donde me traías en palmo, de tu mano embelesado...mas ahora, de viejo y cansado, solo veo en tu rostro el tiempo frío que no perdona, como si perdieras corona, maldita bruja, reina vieja, fofa y boba.
Odio tener que desvelarme, por tus rasguños tener que sobarme, del piso por tus aventones urgirme a levantarme, con mis huesos mas crujientes, anhelando ya tu muerte, maldita enana principiante, que terminaba sollozante un rosario de disculpas, cuando analizabas tus culpas y entendías todas ellas.
Mírate ahora, suplicante, que probaste incluso la vida galante por tu propio gusto y placer, a cada paso entorpecer, la pobre luz que en ti quedaba, ahora mírate humillada, por la vida y tu destino, ¿Que marcaste en mi camino? como si fueras importante, pedazo de carne magra y sosa, aparte de perezosa, esperabas tu sustento, según tu con tus dos besos y tu halitoso aliento, consigues todo de cualquiera, te manejas cual ramera, mendigando un triste porro, que haciendo todo a tu modo, no has pasado de una adicta, mala vida tan perfecta, que alcoholizada y en casi muerte, había llegado a socorrerte, pata chueca de por vida, me arruinaste la jodida y para siempre perra vida.
Odio tanto el odiarte, porque no hay momento en que me olvide de que algún día llegué a amarte.
@manuelbrito59
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