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viernes, 21 de diciembre de 2018

Sinapsis



  Las conexiones neuronales se sumergen entre abismos, simplemente son destellos tintilantes en una vasta oscuridad.

  Tan solo su brillo intermitente es lo que se refleja como espejo en la soledad profunda de un vacío infinito.

  Es así como las pulsaciones energéticas se avalan entre sí enviando y recibiendo la información en simultáneo.

  Son dos tonos solamente: apagado, frío y oscuro; el otro encendido, cálido y brillante.

  La secuencia rítmica de sus matices da pie y origen a la irrigación sanguínea, por lo tanto se define, que de la fusión primaria de gametos, se contextualiza el entorno que apremia y dirige la organización neuronal necesaria por prioridad, mucho antes de la división celular formativa de los demás órganos y organelos, tejidos y tendones, músculos, piel y pellejos; y por supuesto, el cabello...dientes, uñas y huesos.

  Entre aves plumas y picos, entres peces aletas y branquias; entre insectos exoesqueleto con su emisor/receptor bioquímico, incluyendo a las luciérnagas, de las cuales no me olvido, por tener la luz eterna, como los peces abisales, que se iluminan en los abismos con esa sustancia bioluminiscente con la que hechizan y capturan a su presa.

  Así pues, están tus ojos, emitiendo brillos con su bioluminiscencia. 

  Los veo cruzando entre un pasillo y otro para quedarme hechizado sin sentirme capturado, pero eso sí, muy pero que muy atolondrado, comparando los pasillos con la oscuridad vacía donde flotan las neuronas, esperando a ver tus ojos para entre los dos...hacer sinapsis.



@manuelbrito59
Imagen web

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