Translate

viernes, 27 de julio de 2018

Las flores y la mariposa


 ...y la princesa salió corriendo, persiguiendo a la estrella que avanzaba velozmente por el castillo, dirigiéndose hacia el inmenso salón de la biblioteca donde parecía encontrarse segura y cobijada. 

   La princesa entró en aquella habitación adornada de paredes azul claro terciopelo con altos estantes llenos de libros todos ellos; lo cual para la pequeña princesa, parecían como gigantescos árboles cuyos frutos se daban en diferentes tamaños y grosores. 

   La mariposa se había posado cerca de ahí, por ello, la pequeña princesa cesó su carrera y la miró detenidamente. Despacito se acercó, fue muy lentamente hacia ella, sigilosamente pudo estar tan cerca como lo estaría de una delicada flor a la cual puedes robarle la fragancia sin rozarle siquiera. 

   La mariposa movió levemente sus alas, como acariciando el aire a su alrededor; la pequeña princesa buscó de entre sus ropas y de una de las bolsas del vestido dorado y blanco de amplios encajes y múltiples adornos de brillantes y cuentas de colores, sacó una libreta del tamaño de sus palmas, de otra de sus bolsas logro sacar su lápiz de color rojo.
   
   Despacito se sentaba en el suelo, muy cerca de la mariposa, la cual parecía observarla con  complacencia. La princesa grabó de inmediato la primeras líneas sobre su cuaderno para darle forma a un dibujo de la mariposa: “Saldrás muy bien “ -le dijo- “Solo necesitas estar ahí un par de minutos y podré terminar de pintarte". La mariposa debió escucharla, pues parecía posar expresamente para ella. La pequeña niña, al terminar rápidamente su arte, exclamó:”Listo, quedaste preciosa”.

   Pareciera que todo fue al tiempo justo para que el dibujo se hubiera terminado, pues la mariposa alzó el vuelo y se desplazó hacia arriba buscando el aire fresco que entraba por una de las ventanas abiertas  que hallaban en lo alto de las paredes para después, salir por ella y perderse en el cielo. La princesita observó el vuelo completo de la mariposa y con la mirada fija en el cielo que se veía através de la ventana, suspiró: -“Desearía compartir tu vuelo”- dijo para si misma -"pero me preocupan mis padres, no sé que temor le encuentran a las mariposas”-.

   -"Huy, papá y mamá regresaron”- pensó al oír el cerrarse la gran puerta de roble  finamente tallada por antiguos artesanos y hechiceros, de los cuales recibieron antigua magia y cuyos hechizos encantaron aquella puerta que custodiaba el castillo. 

   La princesita se dio la vuelta y salió corriendo nuevamente de la habitación para así llegar hasta su alcoba. En el trayecto tropezó con Nancy, la nana, la cual se había convertido en cómplice de sus travesuras y ésta, tiernamente la cargo sobre sus amplios hombros, con paso apurado llego al aposento de la niña. 

  Al cruzar la puerta color rosa, de madera labrada con flores y estrellas, rápidamente la recostó en su camita blanda como las nubes, cubriéndola al momento con sus delicadas colchas de seda púrpura, violeta y palo de rosa.

   Los padres de la chiquilla pasaron tras de su llegada al salón comedor, en el cual les esperaban con una gran comida, ya que celebraban el aniversario numero sexto de la princesa; pero la reina, al ver el enorme festejo que habían preparado para su hija, no pudo menos que contener sus lágrimas al recordar que su pequeña hija estaba condenada. Una antigua bruja conjuró su desdicha, ya que al caer su cumpleaños de cada año, la hermosa princesita debería estar en reposo y alejada de la luz del sol o ésta la convertiría en espuma, con el riesgo de que con cualquier leve brisa la volaría con el viento hasta las nubes y desaparecería de su vida para siempre. 

   El rey vio la preocupación en los ojos de su amada reina y adivinando su tristeza, le abrazo rodeándola con su firme cuerpo y con ambos brazos, recordando el inicio de su tragedia, apenas unos cuantos años atrás, cuando todo parecía ser dicha y esplendor a su alrededor, pues siendo  recién casados, olvidaron cumplir del reinado los deberes y su pueblo comenzó a sufrir la escasez de cosechas. La falta de alimentos era ya un problema serio en la comarca; los habitantes enfermaron por ello, las aguas se contaminaron, el viento no soplaba igual y entre la miseria y la hambruna el pueblo entero les requirió su ayuda.

   Ellos solo tenían ojos del uno para el otro y no hicieron mucho caso de las súplicas. La encargada de la salud del rey era una vieja hada madrina del reino de las mariposas que sintiendo una enorme pena por la gente que sufría, decidió llamar la atención de los reyes de una vez por todas. Así fue que al caer la tarde de aquel último día de otoño, poniéndose por el frente de ambos les planto su vara mágica en el piso y les grito con una voz que parecía mas un trueno que un relámpago: -“Aquí están vos, sus majestades, entregados al placer de sus presencias; pues verán, sus vanidades, que la muerte de su pueblo haré yo que se detenga, mas un hechizo aquí les conjuro, que si al suyo pueblo no sacaren de su apuro, no podríais ustedes mismos de su sueño realizar, al momento rey tu esposa preñada de ti ya está y si el pueblo no viviese como ustedes han vivido, cada día de cada año cuando la princesa tenga cada vez su cumpleaños, si los rayos del sol le tocasen la suave piel de cara, manos o cuerpo la evaporaran al acto, y se elevara junto a las nubes, para recordarles a vosotros, lo cruel e injustos que habéis sido, con los hijos de aquellos que algún día anterior habéis llamado pueblo. Mas si vosotros hacéis bien su trabajo, durante el transcurso pero, aún sin finalizar, les será permitido disfrutar de la princesa las  risas, de a por lo menos un año mas, pero si fallaren  en cumplirles la felicidad de sus súbditos, hasta el día de su sexto cumpleaños, la perderán sin remedio, pues los rayos de la luna se unirán a los del sol y las penas de su gente será pues, vuestra pena”. 

   Fatídico día aquel donde la razón regreso en aquellos reyes, pues viendo el daño causado por su descuido sabían el arduo trabajo que sería recuperarse. Una visita al pueblo fue la primera vez desde entonces la que usaron los dos para repartir comida entre su gente, curar a los enfermos y mejorar las viviendas de los aldeanos. 

   Con el paso del tiempo lograron recuperar sus tierras de cultivo, mas el primer año de la princesa ya había caído sobre ellos, la profecía era clara y asustados vieron a los tenues rayos de sol evaporar la piel de las manos de la pequeña que justamente por las acciones emprendidas por sus padres llamaron poderosamente la atención del hada de las flores rojas, la cual fue atraída desde su lugar en el bosque hacia el castillo al sentir desde lejos la emanación de la energía de la pequeña. -“No os asustéis mas, vuestra majestad”- le dijo a la pequeña princesita, he sentido vuestra pena y la congoja de vuestros padres, mas poder no tengo yo sobre el hechizo que aquí habita. La pequeña princesita se asustó al verla volando tan cerca de ella, tanto, que del susto paso al llanto y este despertó a sus desesperados padres de sus pensamientos y absortos estos se quedaron al ver el hada revoloteando. 

   La pequeña hada les hizo entender lo mágico del hechizo que habitaba en ellos y que la lección debería ser aprendida, que su esfuerzo había valido la pena hasta entonces pero sus desvelos no terminarían aún hasta que el último poblador de la tierra mas lejana del  reino, fueran él y su familia tan feliz como lo serían ellos al romper el hechizo, afirmó también que con su magia protegería la piel de la pequeña princesa pero la fuerza de su magia dependería de las buenas acciones realizadas por sus padres. Entendieron los reyes esto y se juraron mutuamente avanzar paso a paso firmemente en conocer a cada familia de su reino y se comprometieron a encontrar la forma de hacerlos felices a todos. 

   -"Busquen entonces, majestades, al final de los cuatro puntos de los confines del reino"- les dijo el hada -"encontrareis en cada uno, si habéis cumplido la promesa que acabáis de haceros, una flor  con delicados pétalos, siendo cada una de las cuatro de diferente color. Unidla a esta flor amarilla que os dejo como muestra de mi piedad y recordatorio de este día tan satisfactorio y trágico a la vez. Cuando completéis las cuatro flores descenderéis por las cascadas de la montaña arco iris y atravesareis por en medio de ellas hacia el adentro de la tierra, busquen pues en la oscuridad la última de las flores. Les recuerdo que si no cumpliesen su promesa alguna vez ya no podréis ver las flores que buscáis y así no podré ayudaros nunca más."-

   -“De acuerdo estamos”- dice la reina- “¿No es así esposo mío?”.

   -“Cierto es, querida reina”- contestaba el rey –“Removeremos todo el reino si es necesario.... ¿pero cuál es la última flor? No nos habéis dicho como era”-.

  -"La reconoceréis cuando sea el momento querido rey, ahora me despido y les dejo el recuerdo de mi hechizo: Cada vez que su promesa cumplan, podrán encontrar la flor que buscan y la existencia de la pequeña podrá ser prolongada, y a ti pequeña, si logramos verte florecer, tendrás la belleza de mi reino en tu rostro y los colores avivarán tu canto.”

   Partió a su reino la generosa hada de las flores, la pequeña princesita había cesado ya su llanto y se quedó profundamente dormida; sus conmovidos padres la recostaron en su regazo y la noche los baño a todos para regalarles una lluvia de estrellas fugaces por el cielo.

   -“Partiré hacia el norte"- le dice el rey a su mujer por la mañana muy temprano del siguiente día -"Encontraré la flor y será mi regalo hacia mi niña"- hablándole a la princesita aun dormida.

  -"Acompañarte no puedo señor mío"- contesta la reina –"Pero te daré nuestros pañuelos para hacerte sentir que estamos contigo”.

   -“Así será, mi bella esposa, así será”-.

  El rey partió con rumbo al norte, acompañado de varios burros, caballos y la corte de caballeros que le acompañaban al rescate de la felicidad de su gente. Tras visitar varios poblados, los lugareños gustosos los despedían por la dicha que les dejaba. Así pasaron muchos meses y al sexto llegó a la zona púrpura que marcaba el final de su reino hacia el norte. 

   Los caballeros buscaron en los límites de éste pero no encontraron nada mas que pasto y flores silvestres. Decepcionado el rey, muy tristemente subió de nuevo a su caballo pero al girar este para regresar, sobre un arbusto pudo ver una discreta flor de pétalos anchos de color púrpura que parecía brillar con un fulgor resplandeciente alrededor. Tomó aquella delicada flor y la guardo junto a su pecho, cerca de su corazón. Todos los presentes sonreían complacidos, la paz estaba regresando poco a poco. 

   El camino de regreso fue tranquilo, mas al cumplir el trayecto de regreso, su esposa le recibió en el centro del castillo, donde los preparativos para celebrar el segundo aniversario de su hija estaban listos; ella con una gran sonrisa y su pequeña de la mano recibieron a su padre con un cariñoso abrazo. Era solo un día antes del cumpleaños de la princesita, por lo tanto, angustiado pero feliz, le contó sus aventuras a su esposa y enseñándole la rosa púrpura se abrazaron llorando con fé y rogaban que se cumpliera para bien, el hechizo del hada de las flores...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario