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jueves, 27 de junio de 2019

Déjame que te lo cuente



El otro día, un lunes por cierto, de esos que te dan flojera después de un rico pachangón de fin de semana que empieza con una quincenita caída en viernes; me presenté a trabajar con la cabeza hecha un tormento y aunque recién bañado, vestido y rasurado, traía esa sensación de tener un chingadazo en la frente y en la boca el mal gusto de haberme tragado un kilo de excremento, que por supuesto era el recuerdo de la cerveza lo que traía en la garganta.

Sin embargo todo transcurrió tranquilo, sin ninguna clase de sobresalto; desde la llegada me la pasé saludando a todos al entrar, la primera cara conocida, Karen, se la pasa detrás de un escritorio; como era de costumbre, muy apáticos me parecieron los otros al no querer  contestarme, o por lo menos casi todos, solo Karen me hizo caso, quizás fue por que debo de verme hecho un desastre, aunque en parte internamente lo agradezco, así me evito explicaciones o pláticas innecesarias que, con este dolor de cabeza, no tengo ánimo de sobrellevar.

Recorro el pasillo, abro y cierro la puerta de mi oficina, me dejó caer en mi silla y poniendo mis botas con los pies cruzados sobre la silla de enfrente me reclino hacia atrás para taparme los ojos con la gorra color negra que siempre ha sido mi favorita desde que me la regaló Mariana, la asistente del director. No sé, creo que al rato le pediré que se venga a vivir conmigo al departamento, ya es hora de sentar cabeza.

Acomodé las llaves de la moto dentro del casco y estirando el brazo asenté todo en el piso para poder dormir un rato, la mona, pues; aunque sería más fácil si por esta ventana no entrara tanto resplandor y mis compañeros de cubículo no susurraran tanto.

-¿Quien le va a decir a Mariana?- Cuestiona Gerardo el de contrataciones al grupo.
-¡Dile tú Arturo!, después de Gerardo, a ti te tenía más confianza- Agrega Jaime el mercadólogo dirigiéndose a la salida.
-¿Ya lo sabe el director?- Increpa Arturo, jefe de seguridad negando con la cabeza la propuesta.
-Ya le avisamos, dice que es una sorpresa, ahora que tenían tantos proyectos en puerta.- Responde Jaime mientras avanza.
---Ni hablar---Sentencia Gerardo.
-Jaime, ¿Podrías cerrar la puerta del pasillo, por favor? Se está colando el aire, la puerta de la oficina se abrió y se azotó ¿Sí? Gracias manito.--le pide Arturo.
-Okey, yo le digo, ¡ni modo, de todos modos se va a enterar!, ya viene...-advierte Gerardo.
-¡Erick!, ¿Qué están haciendo ahora? ¿Planean conquistar el mundo?- Bromea Mariana con el chico de sistemas al entrar juntos a la sala de juntas
-¡Mónica, tú dile!- Exclama Omar, el de nominas.
-¡No! yo no.- Se desentiende Mónica de inventarios.
-¿Decirme que?- Pregunta Mariana.
-Pues, es que...mira- Le dice Arturo al ingresar de nuevo con la jarra llena de cafe y dos charolas de donas -Rafa venía hacia el trabajo, pero decidió tomar el puente. Sabe que está prohibidísimo subir el puente en moto.
-Espera ¿Qué dices?- Incrédula cuestiona Mariana.
-Y dicen los peritos de tránsito que por venir alcoholizado le fallaron los reflejos y termino saliéndose del puente para caer debajo de un tráiler de materiales que se lo llevó arrastrando por debajo, no hubo forma de salvarlo porque lo primero que se le despedazó fue el cráneo.- Agregó Gerardo sin más emoción que la tristeza.
-¡No!, no, no te creo. Rafael me acaba de dar un beso hace un rato, cuando entró y se metió aquí...-- Agregó Karen muy confundida. @manuelbrito59 Imágen web

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