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jueves, 23 de abril de 2020

¿Quién?





-¿Quien eres tú, pequeña niña risueña, que a mis andares rastreros has detenido, convirtiendo el placero arte del olvido en un ínfimo recuerdo de mis fechorías y andanzas, y quien malogró mis chanzas para bien de su fortuna, ya que siendo críspido y lastimero, cambie mi otrora acento de fontanero, de cuasi escuálido carbonero y me quiebro de la mia testa por entrecerrar los ojos para devenir del arte un poco y poderos a sus labios intocables, unas líneas esgrimir en mi defensa?


-Salve, el nombre del buen padre, que de sus labios murmurado, mi nombre usted con su cristalina forma, una enmienda ha regalado, convirtiendo al hombre vil en su caballero y fiel servil, muy atento a vuestra paso, alteza mía, de su belleza soy delante, solo un asno.

-Más no ofende su figura, a mi frágil e insolvente fiel cordura, que se mueve por su sombra y se desplaza por sus plantas para alzarle sin mediarle por encima de las gravas, sólo espero su encomienda, su bella vos jamás me afrenta, por el contrario me tranquiliza y reconforta, con tan suaves tonos anglicales. 

-¿Quién eres tú, niña traviesa, quien de tales suertes de mi alma se ha burlado, bien a través de tus injurias, con insolentes tesituras; bien por cálidas templanzas, que dejaste en las ausencias de tus danzas y para que de nuevo yo mueva hacia tus chanzas y caiga de nuevo entre tus sorna y tus burlas, tan sólo por el querer ser, de tu faz el lisonjero y meloso admirador en un plano primero, llorando a solas por la angustia de no poderle robar un tibio beso? 

-Como sea, ya no me escuche, questos platónicos amores que a con vuestra persona me le he volcado, me han sujeto tanto a su mirada como a su cintura, pero si a vuestra esencia y a vuestra majestad mi fantasía le cause tal desasosiego, le ofrezco mis disculpas para retirarme luego... Más, despídase usted al punto, si ya le causo encono o reténgame ahora, que de usted me encuentro plenamente enamorado. 

-Le propongo una respuesta breve, bella señora, pero si en los confines de su corazón me tiene usted con un poco de anhelo, le espero siempre, sólo a usted mi bella dama.

-Mientras tanto yo al mío Cristo de madera, cual testigo le he contado, le pregunto ahí en su sitio desde la vieja pared me ha escuchado pero nunca me responde, sabe que lloro tan solo al pensar tu nombre y yo, a mi vez, una y otra vez ya vuelvo y le pregunto ¿Quién eres tú, pequeña niña dueña de un porte tan altivo y de miradas tan risueñas? ¿Para mí, vida del cielo, quién eres tú?



@manuelbrito59
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