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martes, 31 de diciembre de 2019

Un día más ¿Feliz Navidad?


   Otro día cualquiera, aquí estaba otra vez. Sacudiéndome la pereza de pensar en tus personas tóxicas, en lo mal que te pagan, en lo mal que está el clima, aunque el clima me pega peor por aquí. Que se cuelan los fríos, que ha nadie le importan, que se han llenado en vacío.

   De nuevo otro día, tu estancia es fatal. Una foto en una bata, no sé qué pensar. No debo mirarla, no. Un sexy objeto prohibido de la decadencia de un gobierno en llamas, no. Un objeto prohibido por la perpetua pertenencia de haber sido ella la que se entregara por cuenta propia a su eterno dueño, el que no la deja ni a sol ni a sombra, aún en esa sexy bata clara a lunares decorada de un hospital cualquiera. Sin embargo sí me importa. Ella me importa en un día cualquiera. Quizás por que de un lugar igual me han corrido ayer, quizás porque ella no pudo salir, quizás por que la vida lo ha querido así.

  Un día más de cualquiera en el mes. Tus ojos me leen y escribiendo un hola me has venido a remover la desesperación que en mí hacía el ilustrísimo favor de adormecer mis ansiedades y he de buscarte desde el amanecer, pero eso tu no lo sabías. No tenías porqué tomarlo a cuenta, aunque ya te hubiese dicho. 

   A tí, a tus ojitos primero, enredándome en tus cabellos entre las graves palabras que se forman con tu nombre. Acariciando los lunares que se han aparecido una y otra vez en la salva pantallas de un dispositivo que se niega a obecer a las reglas naturales de que Dios no cría sólo ovejas, sino a veces mezcla un poco de su divinidad entre los rizos ocasionales que se forman entre tantas vanidades negadas a ser olvido ante mis ojos y es aquí en donde en línea nos encontramos, yo escribiendo y tu ignorando.

   Pero del frío aparente, de un día cualquiera en este diciembre, se aparecen los fantasmas del pasado a despedirse a berrinches como de costumbre, sus costumbres de por vida y es que siguen esperando, esperando... Y así que sigan, esperando.

   Un día cualquiera fue que la tierra sube al nivel de un hijo, lo sabe, ella sabe. Subiendo ella a recibir a su hijo entre sus brazos y lo rodea, lo recibe y lo sujeta, lo amansa, lo calma, sabe que después de este no tan tierno abrazo habrá que reorganizar de nuevo su horizonte, si es que pretende dar su nuevo inicio. Lo malo es que lo hace... Se levanta o se eleva, nadie puede estar seguro.

  El tiempo ya no existe, es un día cualquiera donde solo existe el karma, en la campiña ella lo sabe, lo ha visto. La soledad en autocomplacencia la ha podido ver en astral plano, pues cuando vino y se fue no estaba tan segura de haberme encontrado, pero así fue, lo logró. A su criterio, quizá me encantaría compartir su animosidad si la distancia no nos pusiera en medio un medio continente de distancia. Un beso al tiempo pudo solventar el abismal espacio.

   Por cuanto las manos se congelan, un día cualquiera lejos de mamá no se vislumbra como un día cualquiera, la extraña tanto como a su propia progenie. Más, a favor de la lluvia que ha caído en los días previos, donde no estuve ni cerca, o bueno sí, y ella lo sabe. ¿Quien puede con tanto frío? Una bomba metálica a tan baja temperatura podría no ser tan escandalosa como yo al ver de aquella manguera la volátil presencia de un goteo intermitente, entonces tuve que tragarme un poquito más mi orgullo estacionado en una amplia zona de confort tan grande como la prisa que tuvieron mis palabras para decirle que me importa y me preocupa. 

  Un día cualquiera, hidrocarburo a fin de cuentas. Tan violentas y volátiles. Yo volando en pensamientos diligentes de preocupación o rescate y ella, tan segura como siempre me despacha. Al vacío de donde andaba me regresa y otra vez, ¿porqué no? me despacha. Tan solo espero que por fin hoy, se haya comprado algo bonito.

   Un día cualquiera y me pregunto ¿me regreso o no? Es su tarjeta, no la mía. Si ya me dijo que no, no es importante. Pero yo sé que sí, solo deja que mañana nos tiren a favor la otra quincena y me harás sentir una tachuela por hacerte el caso de no buscarte ayer ni hoy, y el tiempo vuela. Como lo hará lo que aquí en ella te ponga, aunque no creo que de nuevo te suceda. 

   Un día cualquiera y otra vez a revisar el refri, que ya vaciamos y llenamos con algunas viandas y comida comunes. Me gusta mi casa. Un día cualquiera los cuetes resuenan, los perros aúllan, los gatos en el respaldo de mi silla se esconden... Y para qué? Porque sale corriendo cualquier vecino a ver si hay cielo tapizado de humo y harto olor a pólvora, al menos hoy no me molesta, me gusta. Más hoy 26 que lo de hace un par de semanas, ahí no le paraban, como si la morenita lo supiera, ella en su rezo perpetuo seguía siendo de yeso. 

  ¡Que cansado su embarazo impostergable hace dos días atrás!... impostergable. Nosotros no perdonamos ni a su hijo, mucho menos al altísimo, al sinvergüenza opresor que me castiga según las malas lenguas, por todas la blasfemias y vanalidades a su nombre cometidas, cuando lo unico que me ha salvado no es su cordero encarnado sino el secreto del oro sagrado envuelto en miel y vino. 

  Lo beberé de tu vientre, lo beberé de tus manos, lo beberé en tus líneas... y entre líneas te has bebido el epíteto completo de mi realidad ufana para quedarme quieto a tu presencia descubriendo en un día más que hacia tí era el camino. 

  Por eso estamos en un día más ¿Feliz Navidad?, entremezclados en este tiempo que sin más nos dice que solo es continuidad, por eso quiero verte antes de que las gotas de mi sangre paren... y animosamente leerte... y escucharte un día más, después de un... "Hola Karen"




@manuelbrito59 

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