Nunca he visto a una flor que por pequeña no florezca, ni a una oruga que sin el esfuerzo de su pupa, pueda romper el capullo que le sujeta el orgullo para desplegar sus alas hacia el cielo, y con su incipiente voluntad volar hacia el encuentro del destino... y así, flor y néctar alimentan a la etérea y frágil presencia.
Aquél sueño inquebrantable hecho por alguna diosa que, hilvanando entre falanges áureas cuerdas en dos vidas, fue a pedir la ensoñación del sol, la ternura en madre selva, la constancia de las aguas y en su estela, enredándose entre hilos, los mezclaron con sus venas y desgarrándoseles el alma fueron tiñendo en escarlatas, madejas de hilos que los unen cada día en esta pequeña danza eterna, dando a cada flor su mariposa.
Al menos, es lo que he visto... Y dime, chaparrita... ¿Cuál de las dos, eres tú?
@manuelbrito59
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